domingo, 20 de abril de 2008

la política exterior de Carlos V

Como heredero de la Casa de Borgoña tuvo que enfrentarse con Francia -pese a la tradicional alianza franco-castellana-.La tensión con Francia, que se acentuó con la rivalidad personal entre los dos reyes -Carlos V y Francisco I (1515-1547)-, se centraba en tres causas de conflicto:
El reino de Navarra, cuya incorporación a Castilla por Fernando el Católico no había sido bien aceptada por Francia.
El ducado de Borgoña, cuyos derechos sobre él reclamaba Carlos como parte de la herencia de su abuela paterna.
La hegemonía sobre Italia, que estaba en juego, y que fue motivo de largos enfrentamientos militares entre ambas monarquías.
La cuestión de Milán está en el centro de esa rivalidad. La victoria imperial en Pavía frente a Francisco I de Francia, alerta al Papado y a la República de Génova que pactan con Francia por miedo al expansionismo del césar Carlos en Italia. La respuesta fue la campaña militar que dio lugar al célebre y terrible Saco de Roma (1527) por parte de las tropas imperiales -fundamentalmente, mercenarias. En 1529 se llega a un acuerdo con Francia en el Tratado de Cambray, por el que se reconoce a Carlos V el dominio sobre Milán y éste renuncia a sus derechos -no efectivos entonces, aunque reivindicados por Carlos- en Francia como Duque de Borgoña. El Papa lo aceptó y supuso, en la práctica, la hegemonía de la Monarquía sobre Italia. En cuanto al problema turco En cierto modo, supone una recuperación de la idea de cruzada, incluso se crea una Liga Santa con el Papado. La intención fundamental es impedir la consolidación del dominio otomano y su avance hacia occidente. A lo largo de su reinado Carlos organiza diversas expediciones al norte de África -Túnez, Argel, Orán...-, con un balance bastante pobre, y sin poder dedicarle una atención continuada a este frente. El enfrentamiento con el Islam fue doble y no pudo resolverse favorablemente.Y finalmente el problema de la Reforma protestante en Alemania

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